La salud del rey Carlos III desata tensiones en la familia real y en el matrimonio de Harry y Meghan
El vínculo entre Meghan Markle, la duquesa de Sussex, y la familia real británica nunca ha sido sencillo. Incluso frente a la grave enfermedad del rey Carlos III, el distanciamiento persiste, marcando un capítulo más en la tensa relación que ha mantenido a los duques de Sussex alejados del Palacio de Buckingham.
Según informaciones recientes, la salud del rey Carlos III se encuentra en un estado crítico. Fuentes cercanas revelan que el monarca estaría recibiendo cuidados paliativos, indicando que su enfermedad se encuentra en una etapa terminal. Esta situación ha generado preocupación en el príncipe Harry, quien decidió informar a su esposa, Meghan Markle, sobre la gravedad del estado de su padre. Sin embargo, la duquesa de Sussex ha mantenido una postura firme: no tiene intenciones de acercarse a la familia real, a pesar de las circunstancias.
Distancia física y emocional
Desde su partida hacia California, Harry y Meghan han establecido una vida lejos del escrutinio de la familia real y los tabloides británicos. Aunque algunos esperaban que la delicada salud del rey Carlos III fuese motivo suficiente para limar asperezas, Meghan continúa distante, reforzando su decisión de mantenerse alejada del entorno que, según ella, ha sido hostil y traicionero.
La relación entre Harry y Meghan también parece haber sentido el impacto de estos acontecimientos. Mientras Harry busca reconectar con su familia en un momento tan crucial, Meghan sigue inquebrantable en su postura, lo que ha profundizado las grietas en su matrimonio. La experta en realeza Concha Calleja anticipó que podríamos ver a Harry adoptando un perfil bajo y una separación laboral con Meghan, dado que los Windsor no desean recibirla en ninguna circunstancia.
Un matrimonio bajo presión
Pese a las especulaciones sobre una posible ruptura, Harry negó los rumores de divorcio en una reciente entrevista, calificándolos de absurdos. No obstante, la tensión entre su deseo de acompañar a su padre en sus últimos días y la postura de Meghan pone en juego tanto su relación de pareja como su posición dentro de la monarquía.
El príncipe enfrenta una encrucijada: priorizar su conexión con la familia real o preservar la armonía en su matrimonio. Según fuentes cercanas, el tiempo apremia, ya que el estado de salud del rey Carlos III no parece ofrecer mucho margen para decisiones postergadas.